miércoles, 26 de diciembre de 2007

A modo de Presentación...

" No, no son disparates, porque yo los cometería aunque fuera para divertirme "


De pequeño y púber abrace con unción la tarea de observar.
El pecho materno y la noche llegando.
La fraterna televisión y los recorridos de los colectivos,
El brumoso dialogo de los adultos..el piso sucio y la tierra mezclada, con cemento y cascotes, el césped de alpiste plantado por mi viejo, la ligustrina traída del Tigre,la tristeza de mi vecina tucumana, la dignidad del cartero, los acentos correntinos del basurero, los vuelos rasantes de aviones golpistas y el run run de lo autos en el cercano autodromo…y así es…de pequeño y púber abrace con unción la tarea de observar.
Hasta que en un extraño e inexacto momento, muy probablemente en el paso de la década del 60 al 70 , tirado boca arriba y mirando el cielo (aquella tontería de buscar formas en las nubes, que obligatoriamente tenían que parecerse a un perro o a la batalla de San Lorenzo de las ilustraciones de los libros escolares),en ese marcar el cuerpo contra la tierra y la atención puesta arriba…ahí es donde sentí que una certeza me ganaba (no diré la palabra revelación).
Yo sabia de alguna manera inexplicable por que y como iban a pasar las cosas.
Y no de una forma premonitoria , iluminada…nada de anuncios de la tercera guerra mundial o el fracaso de la selección de fútbol en el mundial de Alemania 74,no…lo que sabia era de las historias de la gente…de la vida del mundo hormiguero que es la gente de esta sociedad travesti y culposa.
Sabia de la gesta y el gesto de los hombres…de lo corrupto de sus asociaciones…de la gloria y la nobleza de las muertes que vendrían.
Sabia del viento helado del olvido y de la alegría estúpida de la tecnología
Nada de apocalíptico vestía mi ropaje de niño observador…tan solo un clásico y típico miedito no muy distinto al temor del mundo subterráneo que existe debajo de la baldosa donde apoya la pata de mi cama o al temible caramelo MuMu con pelos de rata y contagiosas enfermedades… mínimo lepra…que circulaba en los kioscos del gran buenos aires en esa época.
Entonces con mi certeza de saber lo que sucede…estuve cavilando como saben hacerlo los niños: sin que los adultos lo notaran.
Y mis mayores me vieron correr de puntero izquierdo en el picadito del baldío cercano sin imaginar que yo ya tenía la certeza de mucho de sus múltiples destinos.
Y me vieron hacer mi tarea escolar casi mas aplicadamente que de costumbre,
Y no se enteraron de mi largo repasar de historias...mientras mecánicamente resolvía las preguntas del El Cerebro Mágico.
Crecí.
Me lancé a observar la vida y a destejer la trama celeste que envuelve la terrestre carnadura.
Y con fuerte vocación por amar los modos y las costumbres y a cultivar el antibiótico odio.
Y en una mesa de un soleado bar de Rivadavia casi Segurola (fenecido ya ) ,frente a mi cortado en vaso...decidí que nada cambiaria el curso de las vidas…y que contar lo que pasa en las vidas de la gente, y mechar ahí la reflexión filosófica, la ingeniería, la baqueteada prostituta de la psicología, el devenir político y algunas cosas mas, tranquilamente podía pasar por literatura, que tan poco daño hace…y que tan bien viste muchas veces a las personas.
Así que apuré mi café en vaso, busque mi lapicera Bic (azul trazo grueso) y comencé la nueva tarea.
Mi actual estado de completa soledad ayuda mucho a vivir las vidas de otros reflejadas en este cuaderno.

Ojala le sirva a mi amigo el Ingeniero


El Astrologo

domingo, 9 de diciembre de 2007

Algunos recuerdos...

El Gewehr 98 lentamente comienza a rebalarse de las manos nerviosas y humedas del joven soldado. Impaciente, atizba al compatriota más próximo en busca de ese sentimiento de camaradería que esperaba sentir aquí, frente a las lineas enemigas, y sólo ve unos ojos desencajados y tan asustados como él.

Las baterías de artillería se oyen disparar a lo lejos, reza por unos segundos pidiendo que no sean del enemigo. Los gritos del oficial ordenan el avance, sacaremos a esos ingleses de sus cuevas aún así tengamos que marchar frente a el fuego de sus ametralladoras. Se prepara rapidamente, acomoda el casco sobre su craneo, limpia sus manos del sudor, y se afirma al fusil, su único verdadero camarada en el frente hasta ahora. Nuevamente la artillería suena, oye los impactos, y “¡Avancen!”

Los pies se mueven torpente entre el barro y la mugre, los nervios traicionan, y algunos ni siquiera salen de la trinchera. Uno, dos, uno, dos, contar los pasos y marchar, Links, zwei, trei… pero una calma sepulcral lo sorprende. Esperaba el fuego enemigo sobre su cuerpo, y sobre todos sus compañeros, el sonido de las balas sobre el acero de los cascos, sobre los huesos, penetrando en la carne, pero no. Silencio, un silencio de tormenta, lento e intranquilo. Avanzan todos a la par, algunos más temerosos, otros envalentonados por la creencia que la artillería había sido suficiente para esas sucias ratas del archipiélago, pero todos avanzan, haciendo retumbar la tierra golpeada por sus sucias botas. Y la tormenta llegó.

El olor a heno cubrió todas las narices, casi alegrándolos. Inmediatamente después, se mezcló con un aroma a cloro muy fuerte, y los rostros empalidecieron de terror y desesperación.

Ahora, sin sus mascaras, huele a gas…

Lic. Godofredo Abelardo Fernandez

Primeras Visiones...

Numeros. Somos cifras en una planilla de estadisticas. Miramos el puchero ajeno mientras nuestro plato esta lleno. Creemos merecer mas de lo que podemos tragar y nos llenamos el buche con ideas ajenas, pecaminosas e insensibles.
Nos cortan el gas y comemos carne cruda. Nos devuelven el gas y abrimos la hornalla para oir como silba la abundancia.
Y oigo yo, yo y yo ... y oigo chistar desde las bocas de lluvia a las ratas mendicantes, cifras en una hoja de papel higienico.
Mostaza, pimienta, hilarante, natural, comprimido ... gas butano que sale de tu ano con algaravia.
Quien se cago? la maquinaria institucional se cago, el sueño de la evolución indefinida, del papel picado y la fiesta menemista ... vos te cagaste, yo me cague ... y miramos todos distraidos hacia cualquier lado con nuestra mejor cara de boludo ... yo no fui.
Fuimos todos, aceptemoslo.
A ponerse la mascara y a laburar que no hay desodorante que tape este tufillo a mierda y olvido.


El Duque